lunes, 24 de febrero de 2014

Ucrania entre el cielo y el infierno

Casi un centenar de muertos en las violentas marchas, la caída del Presidente Yanukóvich, la asunción de un proeuropeo (Turchínov) hasta las elecciones del 25 de mayo, el relanzamiento del camino hacia la integración con Europa, y el alejamiento, pero no tan brusco, de los designios del Kremlin, son las consecuencias del estallido político en Ucrania.
La ex república soviética de joven vida independiente está emplazada sobre una "mina de oro" por ser el paso obligado del 85% del gas que Rusia exporta al resto de Europa, controla las costas del Mar Negro desde la vieja Sebastopol que una vez fuera escenario de una guerra de imperios a mediados del siglo XIX y de allí se proyecta a los estrechos de Bósforo y Dardanelos que le abren la puerta al "Mare Nostrum" europeo.
El "Euromaidán" comenzó a gestarse a fines del año pasado, cuando quizás por recomendaciones de Vladimir Putin, el entonces presidente Yanukóvich desestimó continuar con el camino de la integración en la Unión Europea, ya que consideraba perjudicial para la economía ucraniana. Tal vez no estaba tan errado, ya que las recurrentes crisis en los países de ingreso medio dentro de la Unión Europea (Irlanda, Portugal, Grecia, España) no era precisamente la panacea que pintaban desde Bruselas (o Berlín en este caso). Las manifestaciones de los proeuropeos no se hicieron esperar, y tuvieron en las últimas semanas su punto más violento con casi un centenar de muertos en Kiev.
Del otro lado, el gigante Ruso, con la idea de reflotar el viejo espacio vital soviético, creando una red de repúblicas aliadas que trabajen junto a la economía dirigida desde Moscú. En Rusia hablan de motín armado que terminó con la presidencia de Yanukóvich y no reconocen las autoridades designadas por el Parlamento ucraniano.
Lo cierto es que Ucrania se debate entre el cielo y el infierno. Lo que no nos atrevemos a adivinar es en cuales de estos lugares están Rusia y la Unión Europea que pujaron tanto con el presente y el futuro de Ucrania y que ahora irán por sus sobras. Lo verdaderamente cierto es que el mote de "cielo" le queda demasiado grande a cualquiera de los dos.