sábado, 19 de diciembre de 2009

Venerables


Hoy leía que el Papa Benedicto XVI consagró como Venerables a sendos antecesores, Juan Pablo II y a Pío XII, lo que los pone más cerca de la beatificación y posterior santificación, según las normas de la Iglesia Romana.

Al primero lo conocemos mejor ya que fue el Jefe de la Iglesia Católica que reinó desde la muerte de Albino Luciani (Juan Pablo I) en septiembre de 1978 hasta su muerte en abril de 2005. Conocido como el "Papa viajero", entre otras cosas, Wojtyla impidió por estos lares la guerra con Chile, al interceder en la firma del Acuerdo de Paz, y fue el primer Papa en visitar tierras comunistas cubanas.

Esto último no hubiese hecho el polémico Pío XII que le tocó en suerte asumir en marzo de 1939, unos seis meses antes de que el ejército hitleriano invadiera Polonia y diera comienzo la Segunda Guerra Mundial.

Eugenio Pacelli, como era su nombre, fue un ferviente anticomunista, aunque confirmó el Concordato con la Alemania nazi, lo que le valió ciertas críticas de los revisionistas de la historia. Cierto es que Pío XII condenaba los totalitarismos en todo el mundo, y vaya si le tocó vivir la mayoría de ellos...en defensa de Pacelli, algunos dicen que Il Duce Mussolini no le daba libertad de acción, y es por ello que este Sumo Pontífice calló sobre el holocausto que se llevó a cabo bajo su reinado.

¿Eran otros tiempos? Sí, tal vez. ¿Era posible hacer la mirada hacia otro lado si el riesgo era que descabecen a la Iglesia Católica? Sí, puede ser. ¿Pudo el Papa condenar el régimen nazi? Sí, pudo haberlo hecho. Pero la historia se escribió así, y algunos seguramente no les gustará.

Pío XII murió en 1958 y fue sucedido por el "Papa bueno" el Beato Juan XXIII.

Mi abuelo siempre repetía la frase "Hay tres cosas en la que los hombres no se pondrán nunca de acuerdo: Fútbol, religión y política" aunque él fuera un ferviente defensor de la religiosidad en su juventud y vejez.

Y en el Vaticano se combinan las dos últimas cosas en la que los hombres nunca nos pondremos de acuerdo: religión y política. Así que parece en vano discutirlas.

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