Mister President

Tiene cuatro esposas y va por la quinta, dieciocho hijos (reconocidos al menos) y entona canciones de guerra racial en sus mitines políticos. Fue enjuiciado y absuelto hace tres años por violación a una joven que resultó ser seropositiva. Dice que logró escapar del Sida gracias a haberse duchado para evitar el contagio. Es común verlo vestido con ropas de leopardo zulúes en las ceremonias. Parece ser un personaje de alguna novela picaresca, pero es Jacob Zuma y será el próximo Presidente de Sudáfrica.
23 millones de sudafricanos estaban habilitados para concurrir a las urnas este miércoles, y las primeras tendencias hablaban de una participación récord del 80%, apenas superada por aquella primera elección multirracial después de la caída del apartheid en la que se consagró presidente al Nobel de la Paz, Nelson Mandela. Largas colas de votantes se observaban alrededor de las carpas donde se ejercía el voto, en algunos lugares se siguió votando aun después del cierre del comicio. La alta participación es la clave del CNA para mantenerse en el poder.
Fueron los cuartos comicios democráticos desde la caída del régimen segregacionista. El Presidente, a la vez Jefe de Estado y de Gobierno, es elegido por el parlamento bicameral, que consiste en la Asamblea Nacional o cámara baja y el Consejo Nacional de las Provincias, o cámara alta. En la práctica el presidente es el líder del partido mayoritario en el parlamento.
Jacob Zuma tiene 67 años y pertenece al Congreso Nacional Africano (CNA), que gobierna el país desde 1994. Zuma estuvo diez años preso en las cárceles que ocultaban a los líderes raciales de la Sudáfrica blanca. De origen zulú, una etnia de más de 10 millones de personas que habitan principalmente el oeste del país en la provincia de KwaZulu-Natal, Zuma es líder del CNA desde diciembre de 2007, cuando el descontento de la población por la extrema pobreza lo depositó en ese lugar al ganar la elección interna con un 60%.
En septiembre de 2008 el CNA presiona al presidente Mbeki a renunciar, tras que éste impulsó las denuncias por corrupción contra el flamante líder partidario. Mbeki llevaba dos mandatos al frente del Poder ejecutivo de Sudáfrica, por lo que no podía ir por la reelección, lo que le allanó el camino al carismático dirigente del CNA.
Hoy cuenta con la simpatía de los habitantes de raza negra, pero los blancos, descendientes de los ingleses que colonizaron este país, no lo ven con buenos ojos. Estos temen que su perfil populista lo lleve a convertirse en una figura como la de Mugabe, el Presidente de Zimbabue. Lejos esta de serlo ya que en Sudáfrica el estado de derecho está consolidado y existe la libertad de prensa y expresión, y una creciente actividad sindical que frenará todo intento dictatorial de Zuma.
El próximo presidente de Sudáfrica no tiene título universitario, es mas abandonó la escuela a los 12 años. Llegó a ser líder del CNA por que creció dentro de esta organización y es un fiel seguidor de sus principios de justicia social y no racismo. En esta elección votan por primera vez aquellos jóvenes que nacieron después del apartheid, los que no sufrieron en carne propia la segregación racial en cada una de las ciudades y aldeas sudafricanas. Estos jóvenes están entre la apatía política y la falta de oportunidades económicas. Una realidad que se repite en más de un país, principalmente en América Latina.
La Sudáfrica de Jacob Zuma tiene dos escollos por delante: acabar con la corrupción en los diversos estratos de la administración pública; y reconocer el flagelo del Sida, cosa que no hicieron sus antecesores. Esta enfermedad mata en este país a 900 personas por día y 5 millones la padecen. Una cifra escalofriante, más si tenemos en cuenta que hablamos de personas, no de fríos números.
La victoria parece ser aplastante, entre un 60 y 67% de los votos según las principales encuestadoras. Los resultados pueden conocerse recién en algunos días, aunque en el CNA ya preparan los festejos.
(Este artículo será publicado en los próximos días en www.observanto.net )